Una de las cosas más increíbles de vivir una vida de fe es poder tener esperanza. La esperanza le habla a la desilusión, susurra vida sobre las cosas que parecen muertas, y siempre apunta a Jesús. Sigue leyendo para descubrir algunos versículos bíblicos sobre la esperanza que te animarán hoy. Porque Jesús resucitó de entre los muertos, ahora vivimos en un mundo nuevo, lleno de esperanza. Aunque nuestras circunstancias sean difíciles, sabemos que hay una esperanza eterna que las supera todas. Con todo esto en mente, aquí tienes cinco fantásticos versículos bíblicos sobre la esperanza en tiempos difíciles. Si hoy te sientes abatido o deprimido, recuerda la verdad de la esperanza eterna que tenemos en Jesús. Lamentaciones 3:21-23 dice: "Pero algo más me viene a la memoria, lo cual me llena de esperanza: El gran amor del Señor nunca se acaba, y su compasión jamás se agota. Cada mañana se renuevan sus bondades; ¡muy grande es su fidelidad!" Así es como recordamos y levantamos nuestro ánimo, elevando nuestra mirada a Jesús, y recordando su gran amor. Otra gran manera de levantar el ánimo es dando gracias. Echa un vistazo a esta publicación acerca de la gratitud. 1 Timoteo 4:10 dice: “En efecto, si trabajamos y nos esforzamos es porque hemos puesto nuestra esperanza (elpizo) en el Dios viviente, que es el Salvador de todos, especialmente de los que creen.” Según la Concordancia Strong, elpis, que se traduce como esperanza en el Nuevo Testamento, significa expectativa, confianza y seguridad. Viene de la palabra raíz elpo, que significa anticipar (con placer) y dar la bienvenida. Por lo tanto, nuestra esperanza proviene de una expectativa segura, no de un pensamiento ilusorio. A continuación cinco citas bíblicas sobre la esperanza.
Como creyentes, podemos mirar con ojos de fe todas las situaciones. Con nuestro Dios padre, todo es posible. Romanos 4:17 dice que “el Dios que da vida a los muertos […] llama las cosas que no son como si ya existieran”. Este es el universo de Dios y nosotros jugamos bajo sus reglas. Así que, cuando te enfrentes a situaciones en la vida en las que parece no haber salida, recuerda a Moisés, que estaba en la orilla del Mar Rojo, con toda una nación desplazada detrás de él y un ejército egipcio pisándole los talones. Recuerda a Abraham, que creyó al oír a Dios decir que tendría muchos descendientes, pero ya era un anciano sin hijos. Recuerda estas situaciones imposibles, y a estos dos hombres que tenían la esperanza de que Dios haría lo que dijo que haría. Romanos 4 continúa: “Contra toda esperanza, Abraham creyó y esperó, y de este modo llegó a ser padre de muchas naciones, tal como se le había dicho: «¡Así de numerosa será tu descendencia!» Su fe no flaqueó, aunque reconocía que su cuerpo estaba como muerto, pues ya tenía unos cien años, y que también estaba muerta la matriz de Sara. Ante la promesa de Dios no vaciló como un incrédulo, sino que se reafirmó en su fe y dio gloria a Dios, plenamente convencido de que Dios tenía poder para cumplir lo que había prometido” (Romanos 4:18-21). Contra toda esperanza, Abraham creyó con esperanza. Piensa en eso por un segundo. Que este héroe de la fe te anime a tener esperanza en medio de tus circunstancias.
“¡Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo! Por su gran misericordia, nos ha hecho nacer de nuevo mediante la resurrección de Jesucristo, para que tengamos una esperanza viva y recibamos una herencia indestructible, incontaminada e inmarchitable. Tal herencia está reservada en el cielo para ustedes, a quienes el poder de Dios protege mediante la fe hasta que llegue la salvación que se ha de revelar en los últimos tiempos” (1 Pedro 1: 3-5). Este esperanzador versículo de las escrituras lo dice todo. Nadie puede robarnos la salvación. Podemos vivir como hijos queridos que heredan grandes riquezas que nadie puede quitar.
Isaías 11:1 dice “Del tronco de Isaí brotará un retoño; un vástago nacerá de sus raíces”. El retoño representa la muerte, un terreno baldío, pero de esta desesperanza salió Jesús, el autor y perfeccionador de nuestra fe. Y este dador de vida vino de lo que aparentemente era nada, aparentemente estéril. Así que no desprecies los tiempos de algo pequeño, sino escucha la voz de Dios por encima de todo. Confía en su visión más que en la tuya.
Romanos 8:22-25 dice que “Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no solo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero, si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia.” La esperanza es el hilo que nos llevará al cielo. En todo nuestro sufrimiento aquí en la tierra, recuerda que toda la creación está gimiendo por la redención. Tenemos esperanza porque nos acerca a nuestro padre, y al cielo. [caption id="attachment_3470" align="alignleft" width="300"]
Foto por Faye Cornish en Unsplash.[/caption]
El diagnóstico de diabetes de tipo uno de mi hija, a la edad de dos años, fue un momento muy difícil para nuestra familia. Este versículo se convirtió en un ancla para mí durante ese tiempo. Me sostuvo y me aseguró que no me dejaría llevar por las mareas de la desesperación. Abracé la oración de Pablo en mi alma y la mantuve allí, esperando que me llenara de esperanza cada día. “Que el Dios de la esperanza los llene de toda alegría y paz a ustedes que creen en él, para que rebosen de esperanza por el poder del Espíritu Santo” Romanos 15:13. Si necesitas sentir la esperanza de Dios para tu vida hoy, repite este versículo en voz alta, como una oración. Espero que estos versículos bíblicos levanten tu ánimo y te recuerden que debes tener la visión del cielo, la visión de Jesús.
