¿Le importa a Dios nuestra salud física y nuestro estilo de vida en la tierra? ¿Y si tenemos una enfermedad crónica o problemas de salud mental? ¿Qué dice Dios al respecto? Echemos un vistazo a algunos versículos de la Biblia sobre salud y sanidad y veamos lo que revelan.
“¿Acaso no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, quien está en ustedes y al que han recibido de parte de Dios? Ustedes no son sus propios dueños; fueron comprados por un precio. Por tanto, honren con su cuerpo a Dios”. 1 Corintios 6:19-20 Este versículo bíblico nos muestra que debemos hacer todo lo posible por alimentarnos y vivir bien, haciendo que nuestras vidas sean honorables para él. Esto incluye el ejercicio, el tiempo que pasamos en frente a la pantalla, la alimentación saludable, el dormir bien, así como el cuidado personal. Así que, haz lo mejor que puedas para honrarlo en todas las cosas, incluida tu salud. A veces, sin embargo, la enfermedad llega y no podemos evitarla.
En primer lugar, tenemos que recordar que seguimos viviendo en tensión. Somos salvos pero vivimos en un mundo caído. Romanos 8 nos lo recuerda: “Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no solo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero, si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia”. Romanos 8: 22-25 Por lo tanto, aunque somos salvos y vivimos en esa salvación, también vivimos en un mundo caído. Las cosas no son perfectas y nunca lo serán de este lado del cielo. Siempre habrá enfermedades y tragedias en la tierra, y sin embargo vivimos con la esperanza del cielo. [caption id="attachment_6110" align="aligncenter" width="1024"]
Foto por Lina Trochez en Unsplash.[/caption]
Cuando oramos, ¿cómo sabemos que la voluntad de Dios es siempre sanar? Bueno, en Mateo 6:10, Jesús nos enseñó a orar con estas palabras: “venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo”. Y sabemos que en el cielo, “Ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento ni dolor, porque las primeras cosas han dejado de existir” (Apocalipsis 21:4). Podemos orar con confianza, utilizando este versículo bíblico sobre la salud para recordarnos que es la voluntad de Dios sanar porque en el cielo no hay enfermedad.
A veces oramos pero no vemos sanidad. Es confuso y puede dejarnos con muchas preguntas y dudas. Conozco esto de primera mano ya que mi hija tiene diabetes tipo uno. Después de que fue diagnosticada, busqué en Google "sanidad de diabetes tipo uno" y no pude encontrar ningún caso. Oramos intensamente por ella para que Dios revirtiera su diagnóstico, o que fuera un error, pero es una condición con la que aún vive hoy. Una maravillosa mujer de Dios que conocí murió en un accidente de auto. Mi abuela murió de cáncer. Mi tío era alcohólico. Como dije antes, la vida está lejos de ser perfecta en la tierra, pero nuestro consuelo es que Dios escucha nuestras oraciones, y está con nosotros en los valles de nuestra vida. Salmo 23 nos anima que: “Aun si voy por valles tenebrosos, no temo peligro alguno porque tú estás a mi lado”. Podemos pedirle a Dios sanidad con confianza, y si no la hemos visto todavía, podemos seguir pidiéndola. No con una desesperación que haga miserable nuestra vida terrenal, sino con una gracia que diga: "Dios, te pido que me quites esto, y si no lo haces, te pido que me ayudes a soportarlo". En la parábola de la viuda persistente, Jesús nos invita a estar "siempre llamando", como ella: “¿Acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará mucho en responderles?” Lucas 18:7
Por supuesto, nuestro ejemplo perfecto de cómo vivir en la tierra viene de Jesús, que pasó sus días en la tierra sanando a los enfermos, restaurando a los caídos y amando a los que pensaban que no eran dignos de ser amados. Nos enseñó a pedir a Dios que interviniera, y nos invitó a tomarle la palabra a nuestro Padre celestial. " —¿Cuánto tiempo hace que le pasa esto? —le preguntó Jesús al padre. —Desde que era niño —contestó—. Muchas veces lo ha echado al fuego y al agua para matarlo. Si puedes hacer algo, ten compasión de nosotros y ayúdanos. —¿Cómo que si puedo? Para el que cree, todo es posible. —¡Sí creo! —exclamó de inmediato el padre del muchacho—. ¡Ayúdame en mi poca fe!” Marcos 9:21-24
Tenemos que recordar que la sanidad no es un código que tenemos que descifrar o un poderoso acto de fe que reunimos en nosotros mismos, la sanidad es un regalo que Dios da y todo lo que tenemos que hacer es pedir. No es nuestra, para acreditarnos la victoria ni para sentirnos fracasados. Hay una cita de John Wimber, fundador del Movimiento de la Viña, que me encanta. Cuando le preguntaron sobre su ministerio de sanidad, dijo (disponible en inglés): “Solo extiendo mi mano gorda y digo: "Ven, Espíritu Santo"." Me encanta esto, el punto es que no se trataba de él, todo era Dios. Y del mismo modo, cuando imponemos las manos, estamos actuando como un canal para el poder de Dios, si él decide utilizarnos, y si él decide no hacerlo, también está bien. Como muchas otras cuestiones de la fe, la sanidad es un misterio. No siempre podemos entender los caminos de Dios, pero sí sé esto: él es fiel, está con nosotros en el valle y en las cumbres, y es un Padre amoroso. Espero que estos versículos bíblicos sobre la salud te animen a buscar y orar por sanidad hoy. Si estás luchando con la salud mental, echa un vistazo a estos blogs sobre depresión y ansiedad y busca consejo médico si tienes dificultades para afrontarlo. También te recomendamos la app Glorify, donde encuentras recursos bíblicos cristianos que te ayudarán a encontrar salud y sanidad espiritual en Dios.
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