¿Cuándo y cómo debemos orar los cristianos? Esto varía en todo el mundo, y para muchos de nosotros también cambia a lo largo de nuestra vida. Hay temporadas de la vida en las que tenemos mucho tiempo para orar y momentos en los que todo lo que podemos hacer es recordar agradecer a Dios al final del día. En última instancia, cuándo y con qué frecuencia oras depende de tu vida y de tu relación con Dios. En 1 Tesalonicenses 5:16-18, Pablo escribe: “Estén siempre alegres, oren sin cesar, den gracias a Dios en toda situación, porque esta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús”. En algunas traducciones de la Biblia, el griego original en este versículo se traduce como "nunca dejen de orar", por lo cual sabemos que Pablo realmente está haciendo un énfasis en este punto. Pero, ¿es posible la oración continua? ¿Cómo oras sin cesar mientras trabajas, por ejemplo?
En primer lugar, recuerda que puedes orar en cualquier lugar. Si bien es agradable ir a una iglesia o encontrar un lugar hermoso afuera, tus oraciones no son menos efectivas si las haces mientras estás en la ducha o corriendo hacia tu auto. Un paso importante para encontrar tiempo para orar es recordar que no es necesario estar en ningún lugar especial para hablar con Dios. Él es un Padre amoroso que se deleita en escuchar a sus amados hijos, así que, cada vez que tengas un minuto libre o un poco de espacio, puedes convertirlo en un tiempo de oración. Usar un recurso como Glorify puede ayudarte a transformar cualquier momento de tu día en un tiempo de conexión con Dios, ya sea leyendo una publicación de blog inspiradora o participando en un devocional diario. En segundo lugar, no te castigues pensando en la frecuencia con la que los creyentes deben orar. Sí, Pablo nos dice que oremos constantemente, pero a medida que pasas más tiempo leyendo las Escrituras, te das cuenta que esto es parte de un panorama más amplio que nos da la Biblia, mostrándonos cómo podemos llegar a ser cada vez más como Jesús y crecer en unidad con Dios. "Orar sin cesar" no pretende ser un objetivo inalcanzable o con el que acabemos sintiéndonos culpables, sino más bien una motivación para invitar a Dios a cada momento de nuestra vida.
La oración no tiene que ser un discurso formal o tener un orden establecido si no lo deseas. En esencia, la oración es una conversación entre un Padre y un hijo, así que relájate y permítete platicar como lo harías con un buen amigo. Si algunos días solo necesitas recitar una lista de cosas que te tienen tenso y estresado, entonces está bien. O tal vez solo quieras dedicar unos minutos adorando a Dios en voz baja, mientras vas camino a la tienda.
Aquí en Glorify, creemos que conectarse con Dios regularmente es una inversión en tu salud mental y bienestar espiritual. Cuando oramos y cuando adoramos, somos invitados a intercambiar nuestras preocupaciones y ansiedades por gozo y paz. Este hermoso intercambio nos deja equilibrados y completos. No hay una respuesta correcta o incorrecta sobre la frecuencia con la que los creyentes deben orar. Sin embargo, sabemos que cuanto más incluimos la oración en nuestros diario vivir, más nos beneficiamos.
La respuesta corta es: ¡no! Dios no es quisquilloso con la forma en que oramos o las palabras que usamos. A lo largo de la Biblia vemos que la gente hace oraciones muy diferentes, desde las apasionadas declaraciones de alabanza de David, hasta los disciplinados retiros de Daniel para orar. La mejor manera de orar es en la forma que te sientas más cómodo. Entonces, si aún estás buscando una actividad para disfrutar, ahora es el momento de experimentar. Puedes intentar hacer un devocional diario de Glorify para concentrarte durante tu tiempo de oración, o encontrar un texto para leer en voz alta. Realmente no existe una manera correcta o incorrecta, podemos acercarnos a nuestro Padre con confianza, con palabras formales, informales o incluso sin palabras.
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