El crecimiento espiritual es una parte clave de la vida de cualquier creyente. Cuando aceptamos las buenas nuevas, nos comprometemos a ser cada vez más como nuestro Dios creador. La sorprendente verdad de nuestra fe es que nuestro Dios quiere transformarnos. Quiere liberarnos de todo lo que nos duele y nos aflige. En el centro de esta transformación hacia la santidad está el crecimiento espiritual. A lo largo de las Escrituras vemos un claro énfasis en la importancia de buscar el crecimiento espiritual y someterse a su proceso.
Santiago 1:2-5 es uno de los pasajes más desafiantes que abordan el desarrollo espiritual en la Biblia.
Hermanos míos, considérense muy dichosos cuando tengan que enfrentarse con diversas pruebas, pues ya saben que la prueba de su fe produce constancia. Y la constancia debe llevar a feliz término la obra, para que sean perfectos e íntegros, sin que les falte nada. Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará, pues Dios da a todos generosamente sin menospreciar a nadie.
En esta enseñanza que invita a la reflexión, Santiago nos dice que nos consideremos "muy dichosos" cuando enfrentemos pruebas. Santiago no solo nos dice que oremos cuando nos enfrentamos a desafíos y dificultades, o a buscar consuelo en Jesús. En cambio, nos dice que consideremos cada prueba como gozo. Eso significa que cualquier prueba financiera, de salud o emocional puede y debe ser considerada como gozo por aquellos que siguen a Jesús. Pero, ¿cómo se llega a eso? ¿Cómo pasas de querer escapar o evadir las dificultades a darles la bienvenida a tu vida? Este pasaje de Santiago explica que la prueba de nuestra fe produce perseverancia y es esto lo que nos hace maduros y completos. Sin embargo, incluso conociendo el resultado fructífero de soportar una prueba con gozo, es más fácil decirlo que hacerlo. Por eso, entre otras muchas razones que se encuentran en las Escrituras, debemos dar prioridad al crecimiento espiritual. Aquí hay tres maneras para animar tu desarrollo espiritual.
Ser capaz de encontrar el gozo en cada prueba no sucederá de la noche a la mañana, pero puedes adoptar una postura de querer fomentarlo. Lo importante es recordar que Dios te ayudará. Él te acompañará hasta que puedas encontrar el gozo en los momentos más inesperados. Aceptar que el gozo y la tristeza pueden coexistir, sin que ninguno de ellos disminuya al otro, es una lección que solo se aprende al soportar las dificultades. Una forma clave de seguir creciendo espiritualmente es recordar la enseñanza de Santiago cada vez que te enfrentes a una prueba. Al desafiarte a encontrar algo de gozo en cada prueba, estás trabajando para ser "maduro y completo", como escribe el discípulo.
No hay un punto final para nuestro aprendizaje sobre Dios o las Escrituras. Algunas personas dedican toda su vida al estudio de la palabra y ni siquiera eso podría ser suficiente.
De este modo, todos llegaremos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a una humanidad perfecta que se conforme a la plena estatura de Cristo. Así ya no seremos niños, zarandeados por las olas y llevados de aquí para allá por todo viento de enseñanza y por la astucia y los artificios de quienes emplean artimañas engañosas. Más bien, al vivir la verdad con amor, creceremos hasta ser en todo como aquel que es la cabeza, es decir, Cristo. Por su acción todo el cuerpo crece y se edifica en amor, sostenido y ajustado por todos los ligamentos, según la actividad propia de cada miembro. Ephesians 4:13-16
Debemos esperar seguir aprendiendo sobre quién es Dios y lo que tiene planeado para nosotros. No importa la edad que tengamos o el tiempo que hayamos sido creyentes. Continuar aprendiendo, a través de cada temporada de la vida, es una parte importante de cultivar el crecimiento espiritual.
2 Pedro 1:5-8 dice: “Precisamente por eso, esfuércense por añadir a su fe, virtud; a su virtud, entendimiento; al entendimiento, dominio propio; al dominio propio, constancia; a la constancia, devoción a Dios; a la devoción a Dios, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. Porque estas cualidades, si abundan en ustedes, los harán crecer en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo, y evitarán que sean inútiles e improductivos”. En este pasaje, Pedro insiste en que debemos esforzarnos por añadir entendimiento a nuestra fe. Es esta búsqueda la que, según él, evitará que seamos "inútiles e improductivos" en nuestro conocimiento de Jesús. En esencia, para llegar a conocer realmente a Jesús como nuestro amigo, debemos esforzarnos por aprender sobre nuestra fe. Afortunadamente, esto no significa que todos tengamos que apuntarnos a una carrera de teología. Una forma brillante de priorizar el aprendizaje sobre tu fe es simplemente elegir un par de autores que te inspiren y leer sus libros o escuchar sus podcasts. Ya sea que leas los libros sobre la oración de Pete Greig o los libros que estudian el Sabbath de John Mark Comer, hay una gran variedad de estilos de escritura que nos pueden inspirar y educar. El aprendizaje también puede realizarse desde el teléfono, con publicaciones reflexivas y artículos llenos de Escrituras que se encuentran en la app de Glorify. Añadir un devocional diario de Glorify a tu rutina matutina es otra forma brillante de ampliar tu conocimiento de las Escrituras sin siquiera tomar tu Biblia.
La parte que cayó entre espinos son los que oyen, pero, con el correr del tiempo, los ahogan las preocupaciones, las riquezas y los placeres de esta vida, y no maduran. Pero la parte que cayó en buen terreno son los que oyen la palabra con corazón noble y bueno, y la retienen; y, como perseveran, producen una buena cosecha. Lucas 8:14-15
Lucas 8 contiene la explicación de una de las parábolas más famosas de Jesús. Este fragmento de la Escritura destaca la importancia de mantener la palabra de Dios en el centro de nuestro corazón. Nos anima a administrar con diligencia la palabra de Dios en nuestra vida. Por eso, tenemos que escuchar la palabra de Dios y no dejar que la ahoguen las preocupaciones, las riquezas o los placeres. 1 Pedro 2:2-3 propone algo similar “deseen con ansias la leche pura de la palabra, como niños recién nacidos. Así, por medio de ella, crecerán en su salvación, ahora que han probado lo bueno que es el Señor”. Ambos pasajes nos animan a reflexionar sobre lo que dejamos que forme e informe nuestra vida. En palabras de Pedro, debemos desear “ la leche pura de la palabra". Esto hace eco de la enseñanza de Lucas de asegurarse de que la palabra de Dios no sea ahogada por "las preocupaciones, las riquezas y los placeres de la vida". Sabemos entonces que es importante buscar la pureza en nuestros corazones para que la palabra de Dios pueda echar raíces y luego desarrollarse y transformarnos.
La comparación de nuestro corazón con la tierra es útil. Podemos usarla para determinar si algo ayudará o perjudicará nuestro crecimiento espiritual. Al evaluar si debemos hacer algo, incluso algo tan simple como qué ver en la televisión, podemos utilizar esta parábola como prueba. ¿Ayudará esto a convertir mi corazón en terreno fértil para la palabra de Dios? ¿O no? Cultivar un terreno fértil en nuestras vidas para que la palabra de Dios penetre es la clave para desatar un crecimiento espiritual consistente.
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