Conocer a Dios puede parecer una tarea abrumadora; después de todo, él es Dios. Eso significa que él es vasto, poderoso y asombroso, sin mencionar que, a veces, da un poco de temor. Sin embargo, Dios nos invita a tener una relación con él, como sus hijos.
"Porque los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: «¡Abba! ¡Padre!» El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y, si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues, si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria." Romanos 8:14-17
Y nos invita a una relación como sus amigos:
"Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo siervos, porque el siervo no está al tanto de lo que hace su amo; los he llamado amigos, porque todo lo que a mi Padre le oí decir se lo he dado a conocer a ustedes." Juan 15:14-15
Entonces, ¿cómo podemos conocer a Dios? Primero, es importante saber que no existe una sola forma. Un aspecto hermoso de Dios es cómo nos trata a todos como individuos e interactúa con cada uno de nosotros de una manera única. En segundo lugar, podemos aprender diferentes maneras para conocer a Dios, pero no tratemos de seguir una fórmula. Él es un Dios relacional y para conocerlo se necesita de una relación. Te comparto cuatro principios que me han ayudado en mi camino para conocer a Dios.
Hablar con Dios parece obvio, pero vale la pena decirlo. Él quiere una relación contigo, lo que significa que quiere escuchar lo que estás pensando. Sí, él conoce cada palabra que dices antes de que la digas, pero aun así, él quiere escucharte. Cuando hables, sé honesto, no pongas una voz de oración ni digas cosas que creas que él desea escuchar. Quítate la máscara, deja de fingir y sé honesto con Él. ¿Estás frustrado? Entonces déjaselo saber. ¿Estás teniendo un buen día? Respóndele eso a Dios. Hazle preguntas, háblale de los deseos de tu corazón, involúcralo en lo que sea que estés pensando. A medida que practiques la honestidad y la comunicación con él, te ayudará enormemente en tu camino para conocer a Dios.
Una clave importante para conocer a Dios es escucharlo. Aunque lo admito, escuchar a Dios puede ser confuso. Siempre me preguntaba ¿cómo lo escucho?, ¿Dios me va a hablar en voz alta?, ¿va a enviar un ángel a visitarme? [caption id="attachment_2544" align="aligncenter" width="798"]
Eres lo que escuchas[/caption] Nunca he experimentado ninguna de esas cosas, pero estoy seguro de que Dios me habla, aunque no con una voz audible. Probablemente sea mejor decir que Dios se comunica con nosotros a través de su Palabra, de sabios consejos, de oportunidades y de lo que la Biblia llama: nuestra paz y un sentido interno de su guía y liderazgo. Hay una hermosa historia en el Antiguo Testamento que lo describe así:
"El Señor le ordenó: —Sal y preséntate ante mí en la montaña, porque estoy a punto de pasar por allí. Como heraldo del Señor vino un viento recio, tan violento que partió las montañas e hizo añicos las rocas; pero el Señor no estaba en el viento. Después del viento hubo un terremoto, pero el Señor tampoco estaba en el terremoto. 12 Tras el terremoto vino un fuego, pero el Señor tampoco estaba en el fuego. Y después del fuego vino un suave murmullo. 13 Cuando Elías lo oyó, se cubrió el rostro con el manto y, saliendo, se puso a la entrada de la cueva. Entonces oyó una voz que le dijo: —¿Qué haces aquí, Elías?" 1 Reyes 19:11-13
A medida que avanzaba en el camino para conocer a Dios, estos suaves susurros me dieron una visión increíble de su carácter y de lo mucho que le importa mi situación. A medida que lo conozcas, presta atención a cómo se está comunicando contigo.
Mientras te animo a estudiar a Dios, soy consciente de que podría haber una tendencia a ver a Dios como un concepto abstracto, algo para comprender e inspeccionar. Sin embargo, eso está lo más lejos posible de lo que quiero decir. Conocer a Dios se trata de una relación personal, que inició por un Padre que te ama, revelada en su Hijo Jesús y que es dado a conocer por el Espíritu Santo. No es un concepto teológico, sino una revelación que cambia el mundo. En conclusión, somos animados a estudiar su Palabra, ya que es su Palabra la que nos revela quién es él.
"Pero tú permanece firme en lo que has aprendido y de lo cual estás convencido, pues sabes de quiénes lo aprendiste. Desde tu niñez conoces las Sagradas Escrituras, que pueden darte la sabiduría necesaria para la salvación mediante la fe en Cristo Jesús. Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la justicia, a fin de que el siervo de Dios esté enteramente capacitado para toda buena obra." 2 Timoteo 3:14-17
Cuando estudiamos su palabra y meditamos en ella (lee más acerca de la meditación bíblica), entendemos quién es él y lo que ha hecho. La App de Glorify tiene una gran sección de devocional diario que te ayudará en tu camino para conocer a Dios.
Cuando Jesús enseña a sus discípulos a orar, les dice lo siguiente: Ustedes deben orar así:
“Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan cotidiano. Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores. Y no nos dejes caer en tentación, sino líbranos del maligno”. Mateo 6:9-13
Nota la primera palabra que Jesús usa: "Nuestro". Jesús les hace saber a sus discípulos que Dios es un Padre para todos nosotros. Eso significa que todos somos una familia, hermanos y hermanas en Cristo. Seguir a Jesús nunca debe ser solo una experiencia individual, debemos vivirla en comunidad. Es en una comunidad donde vemos a Dios obrando en nuestra vida diaria. Llegamos a conocerlo mientras vivimos, trabajamos y le servimos juntos. Foto por David Monje en Unsplash Foto por Mohammad Metri en Unsplash
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