A lo largo de las Escrituras se nos recuerda regularmente la necesidad de adorar a Dios. Las páginas de la Biblia declaran la increíble bondad y grandeza de Dios y hay numerosos ejemplos de personas cuyas vidas estaban dedicadas y enfocadas en buscar adorar a Dios. Como cristianos hoy en día, nosotros también podemos desarrollar una rutina diaria de adoración a Dios. Pero, ¿cómo es esto en la práctica, y cómo podemos desarrollar una rutina de adoración para todos los días? Como creyentes, somos invitados a adorar a Dios. Somos invitados a llevar un estilo de vida en el que demos honor y gloria a Dios. Él nos invita a entrar en su presencia, llevando todo lo que tenemos en nuestras manos, en nuestros corazones y en nuestras almas.
Dios nos ha creado para adorarle. Él es la razón de nuestra existencia, la fuente del aliento en nuestros pulmones y la vida en nuestros huesos. Como leemos en Salmo 150:6, “¡Que todo lo que respira alabe al Señor! ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!” Y él es quien sostiene nuestro gran y glorioso futuro. La respuesta natural a Dios es la adoración. Pero el desafío a menudo consiste en llevar a cabo esta adoración en la práctica. Entonces, ¿qué significa adorar a Dios diariamente? Aquí hay tres pensamientos que te ayudarán a reflexionar sobre tu propia experiencia de adoración diaria a Dios.
Para muchas personas, un tiempo de adoración corporativa en una reunión de iglesia cada semana es una parte integral de su rutina de adoración. Cantar canciones de adoración a Dios con la familia de la iglesia puede ser edificante y alentador, y puede ser un componente crucial en la construcción de nuestra relación con Dios. Sin embargo, la mayor parte de nuestra vida ocurre fuera del entorno de las reuniones de iglesia los domingos. Para la mayoría de nosotros, nuestra semana consiste en todo tipo de actividades. A menudo estas actividades pueden parecer cotidianas; cosas como comer, dormir, trabajar, manejar e ir de compras. ¿Cómo podemos desarrollar un estilo de vida de adoración en nuestra vida diaria, incluso cuando nuestras vidas parecen un poco desconectadas del trabajo del reino? Como dice Pablo en 1 Corintios 10:31, podemos adorar a Dios a través de todas las cosas: “En conclusión, ya sea que coman o beban o hagan cualquier otra cosa, háganlo todo para la gloria de Dios”. Sea lo que sea que estemos haciendo, con quien sea que estemos, podemos adorar a Dios. Dios es claro a través de su Palabra que él puede ser glorificado a través de todas las cosas. Cuando reconocemos esto, el enfoque debe cambiar de lo que estamos haciendo a cómo lo estamos haciendo. Es menos sobre la tarea específica y más sobre cómo podemos glorificar a Dios a través de ella. Una tarea del trabajo puede parecer cotidiana, pero ¿podrías repensar cómo estás completando esa tarea? Del mismo modo, hacer trámites o mandados puede parecer poco importante para el reino, pero ¿dónde están las oportunidades de adorar a Dios mientras lo haces? Pablo nos desafía a hacer todo para la gloria de Dios.
Jesús vivió una vida muy ocupada. Tenía mucha gente que ver y muchos lugares en los que estar. Al leer los Evangelios, vemos que Jesús viajaba con frecuencia, se reunía regularmente con la gente y pasaba tiempo en las casas de las personas. Sin embargo, a pesar de este ajetreo, Jesús también se tomaba tiempo para la adoración intencional. Para Jesús, el tiempo intencional con Dios el Padre era algo no negociable. Tenía la rutina de apartarse del ajetreo de la vida, buscar a Dios y ofrecerle su adoración. Como vemos en Marcos 1:35: “Muy de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, Jesús se levantó, salió de la casa y se fue a un lugar solitario, donde se puso a orar”. Los tiempos de adoración intencionales no ocurren por accidente. Tenemos que planificar y ser estratégicos para reservar un tiempo de calidad con Dios. Para algunos, puede ser una hora fija en la mañana. Sin embargo, para otros puede ser una pausa para el almuerzo o un tiempo antes de dormir. Independientemente de los detalles exactos, el ejemplo de Jesús nos enseña la importancia de reservar un espacio intencional en el día para adorar a Dios. Cada día, busca una oportunidad para apartar de 5 a 10 minutos para la adoración intencional.
Una de las mejores maneras de establecer una rutina de adoración diaria a Dios es desarrollando un estilo de vida de oración. La Biblia habla de la oración como un ritmo de gracia, a través del cual crecemos en nuestra fe y en nuestra relación con Dios. Más que un evento aislado, la oración es un estilo de vida, un diálogo abierto con Dios a través del cual podemos comunicarnos con él en todo momento. La oración es nuestra fuerza vital espiritual, un latido continuo que da vida a nuestra relación con Dios. La oración es la rutina de la intimidad con Dios que puede llevarnos a través de todas las temporadas de la vida; las buenas y las malas. Efesios 6:18 dice: “Oren en el Espíritu en todo momento, con peticiones y ruegos. Manténganse alerta y perseveren en oración por todos los santos”. Orar en todo momento puede parecer un mandato un poco desalentador, pero este versículo está hablando realmente de la necesidad de que cada uno de nosotros desarrolle un estilo de vida de oración. Este estilo de vida requiere tiempo para desarrollarse. Como un músculo, nuestra vida de oración crece con el tiempo. Gradualmente, fortalecemos nuestra rutina de oración y crecemos en todo lo que Dios tiene para nosotros. Un buen punto de partida es hacer breves oraciones a lo largo del día, para recordar que Dios está con nosotros en todo momento.
Mientras comienzas tu propio camino recuerda que el poder y el equipamiento de Dios van contigo. Puedes adorar a Dios en lo cotidiano. Puedes encontrar un espacio para la adoración intencional. Y puedes desarrollar un estilo de vida de adoración con Dios como guía. Enfócate en construir gradualmente una rutina de adoración que puede acercarte a Dios y edificarte más a su semejanza. Dios te ha invitado a adorarle. Confía en su palabra hoy, en que él se reunirá contigo mientras lo buscas. Comienza a establecer un patrón de adoración diaria a partir de hoy con la app Glorify y confía en Dios que estará contigo en todo momento. Fotos por Jonny Gios en Unsplash
