Ten a mano esta colección de oraciones de reflexión para el Domingo de Pascua mientras planeas tus celebraciones de Pascua este año. Esperamos que te sirvan de recordatorio de por qué celebramos esta época del año: la resurrección de Jesucristo. Permite que estas oraciones formen parte de la celebración mientras tú y tus seres queridos realizan otras actividades divertidas como decorar huevos de Pascua. De hecho, algunas de las oraciones de esta lista son perfectas para compartir con los niños, para que aprendan que la Pascua es algo más que la búsqueda de huevos y el consumo de dulces. Hacer una breve oración de Pascua antes o después de la cena de Pascua es otra forma de incorporar estas oraciones a las tradiciones de Pascua favoritas de tu familia. Estas excelentes oraciones de Pascua enriquecerán las celebraciones de Pascua de tu familia, asà como los dÃas previos a la Pascua. Permite que sean expresiones constantes de gratitud y aprecio por las muchas bendiciones que hay en tu vida.
Señor, levantamos nuestros corazones hacia ti. Al amanecer, que podamos experimentar la unidad que compartimos en cada momento, sabiendo que somos uno con Cristo resucitado. Señor, levantamos nuestros ojos hacia ti. Al salir el sol, que este momento permanezca con nosotros, recordándonos que debemos buscar los hermosos colores de la promesa en tu palabra. Señor, levantamos nuestras oraciones a ti. Mientras cae la frescura del rocÃo, que podamos respirar esta mañana y saber que, como la tierra, tú nos sostienes, nos guardas y trabajas en nosotros siempre. Y asÃ, levantamos nuestras voces hacia ti. Celebramos el dÃa más grande de la historia, cuando Jesús resucitó de la muerte, derrotó a las tinieblas y bañó al mundo con la impresionante luz de la resurrección. Que vivamos siempre para alabarte. Amén.
Señor Jesucristo, me alegro y me regocijo continuamente en tu gloriosa y triunfante victoria sobre la muerte. Porque tu victoria es mi victoria. Ayúdame a vivir por ella, en ella y para ella. Estoy agradecido hasta lo más profundo, agradecido para siempre. Amén. — Selwyn Hughes
Señor Dios, has amado tanto a este mundo que diste a tu único Hijo, Para que nosotros también seamos llamados tus hijos. Señor, ayúdanos a vivir en la alegrÃa y la gracia del Domingo de Pascua, todos los dÃas. Que tengamos corazones agradecidos por tu sacrificio. Que tengamos ojos que miren tu gracia y nos regocijemos en nuestra salvación. Ayúdanos a caminar en esa poderosa gracia y a contar tus buenas noticias al mundo. Todo por tu gloria te lo pedimos, Señor, Amén. — Rachel Marie Stone
Señor, la muerte no pudo contenerte. Y gracias a ti, tu resurrección, nosotros también podemos vivir. Gracias que la tumba es solo un viaje a la presencia de Dios. Tú has quitado el aguijón de la muerte y has empoderado nuestras vidas. Ahora viviré en tu presencia para siempre. Amén. — Rebecca Barlow Jordan
Dios Creador y Señor de la vida, tú que sacas de las tinieblas de la muerte a todos los que te aman, nos alegramos, en este domingo de Pascua, en la resurrección de entre los muertos de nuestro Señor, Jesucristo. Visita nuestro hogar y esta mesa con tu brillante bendición de paz y vida. Que Cristo resucitado, nuestro Señor y Salvador, sea nuestro invitado al celebrar su resurrección con esta cena de Domingo de Resurrección. Bendice a aquellos cuyo trabajo para preparar esta comida ha sido verdaderamente un trabajo de oración, y bendice a todos los que la compartiremos con amor y alegrÃa pascual. Que tú, pues, bendigas esta mesa y esta comida, y a cada uno de nosotros en tu santo nombre. Amén. — Edward Hays
Dios te hizo a ti y Dios me hizo a mÃ, él hizo el mundo para que lo podamos ver. Dios te ama y hace tiempo envió a su Hijo para decÃrnoslo. Jesús nos enseñó muchas cosas, a amar y compartir y bailar y cantar. a aprender y orar, ayudar y cuidar, Prometió que siempre estarÃa ahÃ. Murió pero volvió a la vida, ¡Celebremos que está vivo! Amén.
El amor venció. Emergiendo de una tumba frÃa. Toda la verdad, majestuosidad y creatividad de un Dios vivo. Transformando un corazón roto. Regresando en silencio, en un jardÃn tranquilo y doloroso. La piedra de la tumba fue removida para liberar el amor redentor. Jesús resucitado y restaurado. Consuela a una mujer que llora. Habla con los viajeros en un viaje. Se reúne con sus amigos fieles. Y se inclinan ante Cristo vivo. Y reconocen que el Salvador ha llegado. Que la palabra de Dios ha cobrado vida. Y que la extraordinaria transformación del cielo y de la tierra se ha completado. — Julie Palmer
Sorprendente Hijo de Dios, revelaste la verdad a las mujeres que no fueron creÃdas por los hombres. Estás en las voces de los incrédulos y de los ignorados. Asà que llévanos hacia los demás. Llévanos hacia la verdad más verdadera. Porque aquÃ, de todos los lugares, te encontraremos. Amén. — Pádraig Ó Tuama Una oración de esperanza Querido Señor Jesucristo, por tu radiante y magnÃfica resurrección, rompiste los lazos de la muerte y te levantaste de la tumba como vencedor. Reconciliaste el cielo y la tierra. Nuestra vida no tenÃa esperanza de felicidad eterna antes de que tú nos redimieras. Tu resurrección ha lavado nuestros pecados, ha restaurado nuestra inocencia y nos ha traÃdo la alegrÃa. ¡Qué inconmensurable es la ternura de tu amor! — Saint Gregory the Great
Mientras el mundo entona gritos triunfantes al cielo sobre la muerte que tú venciste, ayúdanos, Señor, a que mañana también, cuando se guarden los vestidos y se coman todos los dulces y sigamos con la vida, no lo olvidemos. La celebración de tu resurrección sobre la muerte es una celebración de vida que deberÃa continuar mucho más allá de la reunión del amanecer y la música, ensayada durante dÃas antes; está más allá de la señal de una nueva estación, más allá del lirio, más allá de los nuevos corderos pastando en los campos abiertos. La resurrección es una celebración diaria sobre el miedo, el mayor y más poderoso enemigo del hombre. El miedo al mañana, el miedo a nuestros ayeres, el miedo a lo que será de nuestros jóvenes, de nuestros ancianos, de nuestros no nacidos. La resurrección es sustituir el miedo por la acción fÃsica. Solo esto, la más conmovedora y profunda de tus señales de que el miedo está muerto y la creencia en ti no solo trae esperanza sino vida. ¿Qué mejor parábola viviente podrÃas haber traÃdo? Todos temen a la muerte. Todos. Incluso en el jardÃn, tú asumiste nuestro miedo aunque solo fuera por momentos, era tan real como nuestros miedos pueden ser reales y tú supiste entonces que este único enemigo debÃa ser destruido. Y, sacrificaste tu vida, dejando a los que habÃan sido consuelo y seguidores; los dejaste atrás, para vencer el miedo. Me aferraré a esto ahora, y a los mañanas que se me den. Paz y acción de gracias elevadas a ti. Amén. Para ver más contenidos increÃbles, visita Glorify. Foto por Joshua Earle en Unsplash Foto por Bruno van der Kraan en Unsplash