Una de las rutinas más sencillas, pero más desafiantes, que un creyente puede incorporar a su vida cotidiana es la rutina de los "devocionales diarios" o el "tiempo de intimidad con Dios". Al crecer en un grupo de jóvenes de la iglesia, a menudo escuchaba sermones que hablaban de la importancia de los devocionales diarios. Como resultado, en mi adolescencia, comencé una rutina diaria de apartar tiempo dedicado a la oración intencional y a la lectura de la Biblia. Durante la última década, a medida que he atravesado los altibajos de esta disciplina de los devocionales diarios, puedo decir honestamente que puede ser tanto excepcionalmente fructífera como, a veces, increíblemente desafiante.
La idea de reservar un tiempo cada día para buscar intencionalmente a Dios es buena. Sin embargo, como cualquier rutina en la vida, a veces podemos terminar siguiendo la rutina de los devocionales diarios por todas las razones equivocadas. Las rutinas no son malas en sí. De hecho, muchos ritmos y rutinas espirituales pueden ser realmente útiles y edificantes. Pueden desempeñar un papel importante en el desarrollo de nuestra fe y nuestro camino con Dios. Rutinas como la oración, la generosidad, ir a la iglesia y pasar tiempo regularmente con otros creyentes pueden ser piedras angulares cruciales de nuestra fe. Sin embargo, cuando se trata de la rutina de un devocional diario, tenemos que tener mucho cuidado de no caer en la trampa de simplemente reservar ese tiempo como una tarea religiosa. Una de las claves para mantener nuestros devocionales diarios vivos y vibrantes es recordarnos a nosotros mismos que el objetivo final es una intimidad más profunda con Dios. El resultado de nuestro tiempo diario de oración y lectura de la Biblia debería ser una relación más cercana con Dios. Deberíamos ver el fruto de una vida que refleja más claramente la influencia de Jesús en nuestras vidas.
La oración es una parte integral de nuestros devocionales diarios, ya que es una forma de estar en comunión con Dios. Es uno de los principales medios por los que podemos comunicarnos con Dios, tanto para presentarle nuestro agradecimiento, peticiones y necesidades, como para escucharle directamente. Es un ejercicio que debemos intentar realizar con regularidad. En 1 Tesalonicenses 5:16-18 se nos aconseja: “Estén siempre alegres, oren sin cesar, den gracias a Dios en toda situación, porque esta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús”. Orar sin cesar puede parecer una tarea imposible, ¡y realmente lo es! Sin embargo, se nos anima a construir una vida de oración; una vida en la que la comunicación con Dios no es una acción irregular, sino una rutina regular, a través de la cual crecemos en nuestra relación con él. La oración en nuestro tiempo de devocionales diarios es una gran manera de establecer esta rutina. Es una herramienta útil para construir una base sólida de oración en nuestra vida.
Entonces, ¿cómo se construye esta rutina de oración en nuestros devocionales diarios? Bueno, una rutina diaria de oración va a verse diferente para cada persona. Dios nos ha creado a cada uno de nosotros como individuos únicos. Como resultado, todos interactuamos con Dios a nuestra propia manera. Dios también nos habla individualmente. Aunque la vida de oración de cada persona es única, hay algunas cosas que pueden ayudarnos a desarrollarla mejor. Aquí tienes tres claves útiles para tener en cuenta al considerar tu propia rutina de oración.
Puede ser útil tener un poco de inspiración sobre lo que podemos orar específicamente durante nuestro tiempo de devocional diario. Aquí tienes algunas ideas:
La oración es una aventura de toda la vida a la que Dios nos invita. Es un emocionante camino de descubrimiento a través del cual crecemos en nuestra relación con Dios. Aunque podemos quedar fácilmente atrapados en las fórmulas y las rutinas de la oración, recordemos siempre la hermosa sencillez de la comunión con Dios. Qué milagro es que podamos hablar con Dios cada día. ¡Y qué increíble es el Dios al que servimos que desea hablar con nosotros también! Él te invita hoy a un lugar de intimidad. Fotos por Pascal Debrunner en Unsplash