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Mujeres en la Biblia

Mujeres en la Biblia

La Biblia está llena de historias increíbles sobre mujeres. Piensa en la valentía de Jocabed, la fidelidad de Rut y la obediencia de María. Como veremos en esta publicación, las vidas de estas mujeres a menudo se componen de pequeños actos de obediencia que se suman a una historia increíble, que se desarrolla a lo largo de generaciones. Vamos a adentrarnos en algunas de esas historias.

Sara

En primer lugar, vamos a echarle un vistazo a Sara. El Señor habló a Abraham y les prometió a él y a Sara un hijo, pero como ella ya había pasado la edad de tener hijos, se rió. Dios la reprendió en su incredulidad, diciendo “¿Acaso hay algo imposible para el Señor?” (Gen. 18:14). Un año más tarde, cuando dio a luz al niño, Dios utilizó lo mismo, su risa, para nombrar al niño, ya que Isaac significa risa. “Sara dijo entonces: «Dios me ha hecho reír, y todos los que se enteren de que he tenido un hijo se reirán conmigo” (Gen. 21:6). Sara nos enseña a tomarle la palabra a Dios, por muy extravagantes que sean las circunstancias, y a recordar que nada es demasiado difícil para él.

Jocabed

Jocabed, la madre de Moisés, nos enseña acerca de la valentía. En una época de terrible opresión, cuando el faraón decretó que todo niño hebreo fuera arrojado al Nilo, ella tuvo que meter a su amado hijo en un cesto hecho de cañas y colocarlo en el río, confiándolo al cuidado de Dios. “Cuando ya no pudo seguir ocultándolo, preparó una cesta de papiro, la embadurnó con brea y asfalto y, poniendo en ella al niño, fue a dejar la cesta entre los juncos que había a la orilla del Nilo” Éxodo 2:3 Jocabed escuchó la voz de Dios, confió en él para mantener a su hijo a salvo, y como todos sabemos, Dios cuidó a su hijo y lo usó poderosamente.

Miriam

Del mismo modo, la hija de Jocabed, Miriam, fue valiente y habló cuando su hermanito fue encontrado por la esposa de Faraón: “¿Quiere usted que vaya y llame a una nodriza hebrea, para que críe al niño por usted?” (Ex. 2:7). Su intervención cambió el curso de la historia. ¿Alguna vez te han ardido los labios por hablar? A veces Dios nos pone en situaciones en las que tenemos que hablar. Si lo sientes, ¡habla!

Noemí y Rut

La historia de Noemí y Rut es una historia de fidelidad y de ser movido a actuar por el poder de Dios. Rut fue fiel a su suegra, incluso después de la muerte de su marido, y siguió a Noemí de vuelta a su tierra natal. Respondió a la bondad de Booz y, con el impulso de Noemí, una nueva vida de bendición tomó a Rut por sorpresa: un nuevo marido y un hijo. De este modo, Dios usó la vida de Rut para cambiar el mundo. Su hijo Obed fue el padre de Jesé, que fue el padre de David, cuya línea familiar condujo a Jesús, el que lo cambió todo. Como puedes ver, en el impulso de estas mujeres, Dios estaba moldeando silenciosamente el curso de la historia. Puedes encontrar esta historia en el libro de Rut. Puedes leer más sobre la historia de Rut y su nuevo comienzo aquí.

Ana

La historia de la oración de Ana por un hijo es un maravilloso recordatorio de que Dios escucha nuestras oraciones incluso cuando creemos que se ha olvidado de nosotros. Ana oró durante años por un hijo, y luego, en medio de las lágrimas y el dolor, Dios le dio lo que pedía: “Ana concibió y, pasado un año, dio a luz un hijo y le puso por nombre Samuel, pues dijo: «Al Señor se lo pedí»” 1 Samuel 1:20. Ana nos enseña a no abandonar nuestras oraciones. Si hay algo que Dios ha puesto en tu corazón, sigue llamando a esa puerta, una y otra vez. Nos invita a hacerlo en Lucas 18:7: “¿Acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará mucho en responderles?”

María, Madre de Jesús

Cuando Dios llamó a María para que diera a luz a su hijo, ella no pensó primero en las ramificaciones, en el escándalo que la envolvería a ella o a su futuro marido. No dudó de que fuera cierto, sino que su primera reacción fue decir: “Aquí tienes a la sierva del Señor […] Que él haga conmigo como me has dicho” Lucas 1:38. Este era el momento más importante en la vida de María, y ella dijo que sí. En su obediencia, fue muy honrada por Dios. ¿Te pide Dios que digas que sí a algo en tu vida?

La mujer junto al pozo

La mujer junto al pozo era una marginada social; era samaritana y era mujer, pero Jesús la vio. Tuvo tiempo para ella, le habló, la honró. Y por su disposición a creer, ella le tomó la palabra, confió en él y le creyó. “Me dijo todo lo que he hecho” (Juan 4:39). A través de la palabra de su testimonio, muchos otros llegaron a la salvación. Jesús está dispuesto a encontrarnos donde estamos y a utilizar nuestras vidas para hablar a otros de él. ¿Estamos dispuestos a decir que sí y a tomarle la palabra?

La viuda pobre

“Jesús se detuvo a observar y vio a los ricos que echaban sus ofrendas en las alcancías del templo. También vio a una viuda pobre que echaba dos moneditas de poco valor. —Les aseguro —dijo— que esta viuda pobre ha echado más que todos los demás. Todos ellos dieron sus ofrendas de lo que les sobraba; pero ella, de su pobreza, echó todo lo que tenía para su sustento”. Lucas 21:1-4 Como introvertida, siempre me ha preocupado secretamente que si yo hubiese estado en una de las multitudes que se empujan para encontrarse con Jesús, ¿tendría él tiempo para mí? Y esta parábola nos dice que sí, que él es poderoso, pero también ve lo que incluso la viuda habría tratado de ocultar en su humildad. Ella se habría avergonzado de lo pequeña que era la ofrenda, pero a los ojos de Jesús, era más de lo que todos los demás daban. Esto nos muestra de nuevo que la forma en que Dios ve es diferente a la forma en que el mundo ve. Así que dale lo que tienes, no importa cuán pequeño sea. Él ve.

María

María ungió el cuerpo de Jesús después de su muerte y fue la primera persona que vio al Cristo resucitado. En términos de dejar una línea de tiempo creíble de los eventos, se podría argumentar que Jesús eligió a la persona equivocada: una mujer. En aquella época, el testimonio de una mujer no se sostenía en un tribunal. Pero su amor por Jesús significó que ella fue la primera en verlo después de que él había conquistado la muerte. Vaya, eso sí que es un honor. “Jesús le dijo: —¿Por qué lloras, mujer? ¿A quién buscas? Ella, pensando que se trataba del que cuidaba el huerto, le dijo: —Señor, si usted se lo ha llevado, dígame dónde lo ha puesto, y yo iré por él. —María —le dijo Jesús. Ella se volvió y exclamó: —¡Raboni! (que en arameo significa: Maestro)”. Juan 20:15-16 [caption id="attachment_5586" align="aligncenter" width="300"]

Mujeres en la Biblia

Foto por Alexander Shustov en Unsplash.[/caption] Entonces, ¿qué pueden enseñarnos estas mujeres de la Biblia? No muchas de ellas fueron líderes porque así era la época, pero aun así, Dios las usó donde estaban, en su día a día. Y también puede usarnos a nosotros. No todas seremos famosos o enormemente influyentes, pero en nuestra propia esfera, donde la gente nos conoce y ve cómo vivimos nuestro día a día, podemos marcar la diferencia. Y allí, con gran amor e incansables actos de servicio, administrando fielmente el don que Dios ha puesto en nosotros o haciendo el trabajo al que nos ha llamado, él nos usará para cambiar el mundo. Dios puede usarte hoy. Créelo. Y todo lo que tengas que hacer hoy, hazlo con cuidado y tómate tiempo para escuchar la voz de Dios, porque es en las cosas pequeñas donde se puede cambiar un mundo entero.

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