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MeditaciónReflexión

¿El Espíritu Santo es Dios?

¿El Espíritu Santo es Dios?

Una de las principales razones para preguntar si el Espíritu Santo es Dios, es la naturaleza aparentemente etérea del Espíritu Santo. Dios Padre y Dios Hijo son ideas más concretas que podemos entender. Sin embargo, el Espíritu Santo es más difícil de entender, La buena noticia es que la Biblia es clara en cuanto a la naturaleza del Espíritu Santo. Un pasaje definitorio se encuentra en el evangelio de Juan:

“Si ustedes me aman, obedecerán mis mandamientos. Y yo le pediré al Padre, y él les dará otro Consolador para que los acompañe siempre: el Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede aceptar porque no lo ve ni lo conoce. Pero ustedes sí lo conocen, porque vive con ustedes y estará en ustedes. No los voy a dejar huérfanos; volveré a ustedes". Juan 14:15-18

¿El Espíritu Santo es Dios?

Aquí hay tres verdades que debemos tener claras sobre la persona del Espíritu Santo.

El Espíritu Santo es una persona

Muchas personas han asumido que el Espíritu Santo es una especie de fuerza espiritual, pero no una persona. Parece que toman prestadas las ideas de "La Guerra de las Galaxias" u otras películas de ciencia ficción. Sin embargo, Jesús lo llama "otro Consolador" en el pasaje anterior. Cuando Jesús lo llama Consolador o Abogado, lo trata como una persona y no como una fuerza. Y cuando lo llama "otro Consolador", quiere decir que "será un Consolador como yo". El Espíritu Santo es un Consolador como lo es Jesús: es una persona. En Juan 14:17, Jesús dice, "Pero ustedes sí lo conocen, porque vive con ustedes y estará en ustedes". Después en Juan 14:25, él dice, "Todo esto lo digo ahora que estoy con ustedes". Jesús identifica al Espíritu Santo con él mismo. "Yo estoy con ustedes y estaré en ustedes" es lo mismo que decir: "Yo estoy con ustedes y el Espíritu estará en ustedes". Ahora me conocen como Hijo de Dios de carne y hueso. Pronto me conocerán a través del Espíritu que se les dará'. Por tanto, el Espíritu no es menos persona que Jesús.

El Espíritu Santo es un maestro

El Espíritu Santo es un maestro por derecho propio. Juan 14:26, "Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les hará recordar todo lo que les he dicho". Y en Juan 15:26, él es un testigo por derecho propio. "Cuando venga el Consolador, que yo les enviaré de parte del Padre, el Espíritu de verdad que procede del Padre, él testificará acerca de mí". Por si acaso pensamos que el Espíritu es solo la actividad de enseñanza ampliada del Padre y del Hijo, Juan 16:13 dice que el Espíritu Santo primero escucha y luego enseña. "Pero, cuando venga el Espíritu de la verdad, él los guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que dirá solo lo que oiga y les anunciará las cosas por venir".

¿El Espíritu Santo es Dios?

El Espíritu Santo y el bautismo de Jesús

El Espíritu Santo está presente en toda la Escritura y cumple funciones únicas dentro del plan de Dios para la creación. Uno de los ejemplos más claros de esto está en el bautismo de Jesús en Mateo 3:16-17. Después de su bautismo, Jesús salió del agua, "... y él vio al Espíritu de Dios bajar como una paloma y posarse sobre él. Y una voz del cielo decía: «Este es mi Hijo amado; estoy muy complacido con él»”. Aquí vemos a los tres miembros de la Trinidad trabajando juntos para participar en el bautismo de Jesús. Es una poderosa imagen de unidad y colaboración.

El Espíritu Santo es Dios

El Espíritu Santo es Dios. Es un miembro de la Santa Trinidad: Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo comparten la misma naturaleza divina. El Espíritu Santo, que habita, guía y purifica nuestra vida, no es otro que Dios mismo. El Espíritu es "de Dios" no porque Dios lo haya creado, sino porque comparte la naturaleza de Dios y emana de Dios eternamente. Si el Hijo de Dios es igualmente eterno con el Padre, como dice claramente Juan 1:1-3, entonces el Espíritu Santo es igualmente eterno con ambos, porque el Espíritu de Cristo es uno y el mismo con el Espíritu de Dios, según Romanos 8:9-11. Si no fuera así, tendríamos que imaginar un tiempo en el que tanto el Hijo como el Padre carecieran del Espíritu Santo. Desde el principio de los tiempos, existe un Espíritu Santo infinito de amor y deleite entre el Padre y el Hijo. Por eso, en Juan 17:26, cuando Jesús ora por la iglesia, le pide a su Padre el Espíritu Santo. Dice, "Yo les he dado a conocer quién eres, y seguiré haciéndolo, para que el amor con que me has amado esté en ellos, y yo mismo esté en ellos". Cuando el Espíritu Santo viene a nuestra vida, no viene solo como el Espíritu del Hijo, ni como el Espíritu del Padre. Viene como el Espíritu Santo del amor infinito entre el Padre y el Hijo. Ahora podemos unirnos al amor del Padre y del Hijo. Para aprender más de Dios, Jesús y el Espíritu Santo, accede a nuestros otros blogs aquí. Foto por OC Gonzalez en Unsplash Foto por Ravi Pinisetti en Unsplash

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