Para los creyentes de todo el mundo, lo que ocurrió el domingo de Pascua tiene una importancia increíble. Es fácil disfrutar los feriados de Pascua como un tiempo para ver a la familia, comer comidas deliciosas y, por supuesto, probar los más sabrosos huevos de Pascua. Pero, en su raíz, el Domingo de Pascua está a la altura de los días más significativos y alegres de la historia para los creyentes. El Domingo de Resurrección, Jesús, tras ser crucificado en el Calvario el Viernes Santo, resucitó. Es una historia que la mayoría de las personas de todo el mundo conocen, sean o no creyentes.
Pero María se quedó afuera, llorando junto al sepulcro. Mientras lloraba, se inclinó para mirar dentro del sepulcro, y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados donde había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y otro a los pies. —¿Por qué lloras, mujer? —le preguntaron los ángeles. —Es que se han llevado a mi Señor, y no sé dónde lo han puesto —les respondió. Apenas dijo esto, volvió la mirada y allí vio a Jesús de pie, aunque no sabía que era él. Jesús le dijo: —¿Por qué lloras, mujer? ¿A quién buscas? Ella, pensando que se trataba del que cuidaba el huerto, le dijo: —Señor, si usted se lo ha llevado, dígame dónde lo ha puesto, y yo iré por él. —María —le dijo Jesús. Ella se volvió y exclamó: —¡Raboni! (que en arameo significa: Maestro). —Suéltame, porque todavía no he vuelto al Padre. Ve más bien a mis hermanos y diles: “Vuelvo a mi Padre, que es Padre de ustedes; a mi Dios, que es Dios de ustedes”. María Magdalena fue a darles la noticia a los discípulos. «¡He visto al Señor!», exclamaba, y les contaba lo que él le había dicho. Juan 20:11-18
La buena noticia que compartió María, de que Jesús había resucitado de entre los muertos, es la buena noticia que siguen compartiendo hoy los creyentes de todo el mundo.
Reconocer que Jesucristo murió y resucitó afecta a todo lo relacionado contigo y con tu forma de vivir. Jesús murió para que pudiéramos vivir. No solo eso, él murió para que pudiéramos vivir para siempre.
Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. Juan 3:16
La resurrección de Jesús fue el cumplimiento de muchas profecías del Antiguo Testamento. Al reconocer que Jesús, el Hijo, es el salvador profetizado y que, a través de su crucifixión y resurrección, triunfó sobre el pecado y la muerte, entras en una invitación a vivir para siempre con Dios Padre. Esta increíble verdad no solo afecta a lo que nos ocurre después de la muerte. Puede y debe cambiar todo lo relacionado con nuestra vida actual.
Así que no nos fijamos en lo visible, sino en lo invisible, ya que lo que se ve es pasajero, mientras que lo que no se ve es eterno. 2 Corintios 4:18
La vida eterna no es un sentimiento peculiar en el interior. No es tu destino final, al que irás cuando estés muerto. Si has nacido de nuevo, la vida eterna es esa calidad de vida que posees ahora mismo. Major Ian Thomas
Saber que hemos sido salvados por la gracia y la bondad de Dios y que somos seres eternos significa que hoy vivimos de forma diferente. Quizás la enseñanza más famosa sobre este principio se encuentra en el libro de Mateo:
No acumulen para sí tesoros en la tierra, donde la polilla y el óxido destruyen, y donde los ladrones se meten a robar. Más bien, acumulen para sí tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el óxido carcomen, ni los ladrones se meten a robar. Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón. Mateo 6:19-21
El líder eclesiástico y autor John Bevere escribió un libro titulado "Guiados por la eternidad" que explora esta idea. Su título resume perfectamente el impacto de la resurrección de Cristo en nuestra vida actual. Explica que ya no tenemos que definirnos por cosas que pasarán y se convertirán en polvo. Podemos ser impulsados, motivados y definidos por la eternidad.
Si descubrimos un deseo en nuestro interior que nada en este mundo puede satisfacer, también deberíamos empezar a preguntarnos si tal vez fuimos creados para otro mundo. C.S. Lewis
En esencia, lo que ocurrió el Domingo de Resurrección hizo posible que nos uniéramos a la familia de Dios. Significa que recibiremos una herencia celestial y que podemos llamar hogar al Reino de los Cielos. Eso no significa que vivamos desconectados de este mundo y menospreciándolo. Más bien, mientras vivimos en esta tierra, modelamos los valores y la verdad del cielo. Demostramos "otro mundo" mientras vivimos en este. Un mundo al que podemos llamar hogar porque Jesús murió el Viernes Santo y resucitó el Domingo de Pascua. Es esta mentalidad de "otro mundo", y el hecho de vivir con una perspectiva eterna, lo que nos ayuda a afrontar los desafíos de la vida con valor y no con miedo. El hecho de que Jesús murió y resucitó nos invita a vivir nuestros días llenos de gracia, compasión y amor, por muy difíciles que sean nuestras circunstancias.
El mismo poder, el Espíritu Santo, que resucitó a Jesús de entre los muertos, actúa ahora en los que creen en él. Así que, al vivir en una relación íntima y alegre con Jesús, el Espíritu Santo nos capacita para triunfar también sobre nuestras propias dificultades. Este domingo de Pascua, mientras disfrutas de una mesa llena de deliciosa comida, y quizás de una reunión de iglesia especial, pídele a Dios que establezca su perspectiva eterna en ti.
Jesús, gracias por todo lo que hiciste por nosotros en el Calvario. Sufriste y moriste para que yo pudiera vivir. Libre y amado. En esta Pascua, recuerdo cómo venciste el pecado y la muerte y resucitaste de la tumba.Te pido que me des tu perspectiva eterna en mi vida. Ayúdame a ver como tú ves, a amar como tú amas, y a caminar como tú caminaste.En esta vida y en la eternidad. Amén. Recuerda que también puedes encontrar devocionales inspiradores, artículos y listas de reproducción en la app de Glorify. Prueba uno este domingo de Pascua para alimentar tu tiempo devocional.