¿Te resulta fácil hacerte tiempo para la adoración diaria en tu vida? La vida puede ser agitada, y puede ser fácil enfocarse en las cosas de la dimensión terrenal que claman por nuestra atención. Nos levantamos, pensamos en lo que nos espera hoy, nos duchamos, vestimos a los niños y nos preparamos para el trabajo. Tal vez preparamos nuestro almuerzo para llevar al trabajo, tal vez hacemos tiempo para hacer ejercicio. El despertador nos despierta, la radio está encendida y consultamos nuestros teléfonos en cuanto podemos. La vida puede estar tan ocupada y ser tan ruidosa que nos olvidamos de hacer espacio para adorar a Dios.
¿Pero qué pasaría si nos detuviéramos antes de empezar el día y arrancáramos con una pausa? Ya sea que estemos atravesando un buen momento o uno difícil, es una excelente práctica simplemente parar y hacer una pausa en nuestras vidas. En el libro de John Eldredge Recupera tu vida, Eldredge habla de una pausa de un minuto, que puedes hacer varias veces al día, en la que dejas lo que estás haciendo, inhalas y vuelves a exhalar, lentamente, diciendo 'Jesús, te entrego todo y a todos' (Nashville: Nelson, 2020, p.6). Puedes decir esto tantas veces como sientas que lo necesitas, soltando todo lo que está fuera de tu control. Y luego puedes pedirle a Jesús que te llene con más de él. Cuando acudimos a Dios de esta manera, estamos renunciando al control de nuestras vidas. Estamos diciendo: Señor, tú estás en el trono de mi vida. Y lo maravilloso de esta pausa de un minuto es que podemos practicarla en cualquier lugar, encontrando pequeños espacios a lo largo del día en los que podamos dejar de hacer lo que estamos haciendo y respirar. Dios quiere estar involucrado en todos los momentos de nuestras vidas; las alegrías y las penas y quiere que vivamos nuestras vidas con él, hablando con él, pasando tiempo con él y descansando en su presencia. Nada de esto es nuevo. Los actos de adoración diaria se han transmitido durante generaciones.
El examen fue practicado originalmente por San Ignacio y se transmitió a través de la iglesia. Puedes encontrar una guía rápida aquí (disponible en inglés). Esencialmente, el examen se refiere a examinar nuestra propia vida. Es mejor hacerlo al mediodía o al final del día. Hay cinco pasos.
De este modo, utilizamos la guía de Dios para atravesar las circunstancias de nuestra vida y nos tomamos tiempo para aprender de todo: de lo bueno y de lo malo. Sigue leyendo para conocer otras sugerencias sobre cómo volverse hacia Dios en algunos de los momentos cotidianos del día.
Aquí tienes una sencilla guía para transitar los momentos de la mañana. Puedes usar esta guía para ayudarte a adorar a Dios diariamente a través de tu rutina.
"Quédense quietos, reconozcan que yo soy Dios". Salmo 46:10 Recuerda esto. Antes de que te levantes de la cama y antes de que hayas logrado nada.
“Al encender la luz, y mientras la luz inunda esta habitación, me acuerdo de ti, Señor, que inundaste este mundo de luz cuando naciste en un pesebre. Señor, hoy y todos los días sé la luz que me guíe a lo largo del día. Amén". "Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida". Juan 8:12
“Al estirarme, llego hasta ti, Dios. Llego más allá de lo visible, a lo celestial. Levanto mis ojos al cielo y te pido que te acerques a mí hoy, oh Dios. Amén". "A las montañas levanto mis ojos; ¿de dónde ha de venir mi ayuda? Mi ayuda proviene del Señor, creador del cielo y de la tierra". Salmo 121:1-2
Mientras preparas tu primer bebida del día: “Padre, sustentador de toda la vida. Sostenme hoy. Lléname con tu energía, tu amor y tu poder. Gracias porque tu gracia es suficiente para mí. Amén". "Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad". 2 Corintios 12:9
“Mientras me preparo para el día que tengo por delante, que pueda sentir tu presencia conmigo en cada paso del camino. Que pueda experimentar tu paz a mi alrededor mientras avanzo en el día. Amén". "Manténganse firmes, ceñidos con el cinturón de la verdad, protegidos por la coraza de justicia, y calzados con la disposición de proclamar el evangelio de la paz. Además de todo esto, tomen el escudo de la fe, con el cual pueden apagar todas las flechas encendidas del maligno. Tomen el casco de la salvación y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios". Efesios 6:14-17
“Padre, mientras apago la luz y mi cabeza se acuesta en la almohada, te agradezco que eres fiel, que has estado conmigo hoy, que me has guardado del mal. Te entrego mis preocupaciones y temores ahora mismo y te pido perdón por mis pecados. Duermo sabiendo que tú nunca me abandonarás. Amén". "En paz me acuesto y me duermo, porque solo tú, Señor, me haces vivir confiado". Salmo 4:8
Es tan fácil como eso. Tomar conciencia de nosotros mismos y de nuestros hábitos. Hacer un espacio para la pausa. Recurrir a Dios siempre que podamos. Hacer espacio para que él hable en nuestras vidas. Esperamos que este blog te haya animado a dedicar tiempo a la adoración diaria en tu vida. Anímate. Puedes encontrar el tiempo, es solo cuestión de notar esos pequeños momentos en los que puedes acercarte a él. “Padre, gracias porque quieres recorrer este camino junto a nosotros. Gracias porque anhelas participar en las cosas pequeñas y en las grandes. Amén". "Depositen en él toda ansiedad, porque él cuida de ustedes". 1 Pedro 5:7 No dejes de consultar nuestros otros blogs en Glorify. Foto por Nathan Dumlao en Unsplash Foto por moises ferreira en Unsplash