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Una guía para cumplir las resoluciones de año nuevo.

Una guía para cumplir las resoluciones de año nuevo.

Todo el mundo tiene un punto de vista acerca de las resoluciones de año nuevo. Puede ser un tema controversial. A algunos les encanta, otros no lo soportan. Quizá seas de los que prefieren los "objetivos" de año nuevo. Algo por lo que trabajar en lugar de un nuevo estándar arbitrario en el que fracasar. O quizá prefieras los "lemas anuales", pensamientos que filtren tu forma de vivir en el año que arranca.

Un nuevo comienzo

Independientemente de cómo veas las resoluciones de año nuevo, una cosa es innegable: hay algo en el año nuevo que nos da la sensación de empezar de cero. Un nuevo año nos impulsa a ponernos en marcha de nuevo y nos incita a refrescar partes de la vida que han quedado a la deriva. Esta es mi pregunta: como creyentes, ¿cómo podemos aprovechar esta energía del año nuevo para ser mejores seguidores de Jesús? ¿Cómo podemos tener y mantener resoluciones de año nuevo significativas que nos acerquen más a Cristo? Aquí tienes cinco ideas:

1. Pregúntale a Dios primero

"Separados de mí no pueden ustedes hacer nada". Juan 15:5 Cuando Jesús hace su discurso de "la vid y las ramas” (Juan 15:1-17), suelta el poderoso (y contundente) recordatorio de que, como creyentes, TODO nuestro propósito, productividad y crecimiento proviene de él. Sin Jesús, no tenemos nada de valor eterno que ofrecer. Es un importante recordatorio de perspectiva. Un error que cometemos con las resoluciones de año nuevo es intentar cumplirlas con nuestras propias fuerzas. Reunimos toda nuestra fuerza de voluntad para comer mejor, hacer más ejercicio o leer la Biblia y luego nos castigamos cuando inevitablemente fallamos. Es como decidirse a correr una maratón con un entrenamiento mínimo y sin ayuda externa: estamos condenados al agotamiento. No es así como Dios quiere que vivamos. Todo el poder en el crecimiento espiritual viene primero de Dios. No hay poder en simplemente ponerse una resolución. Si queremos crecer, debemos ser conscientes de nuestra necesidad constante del Espíritu de Dios. Él tiene que ser el iniciador, no nosotros. Para tener resoluciones productivas este año, invita a Dios. Ora. Santiago 1:5 dice: “Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios”. Este es un buen punto de partida. Hazlo sencillo y pregúntale primero a Dios.

2. Pregúntate ¿Por qué?

“Y todo lo que hagan, de palabra o de obra, háganlo en el nombre del Señor Jesús”. Colosenses 3:17 Una vez que hayas puesto a Dios en el centro de la escena, el siguiente paso es una sana autorreflexión. ¿Por qué estás poniéndote estas resoluciones? Como creyentes, somos llamados a vivir por una causa mayor que nosotros mismos. Siguiendo a Cristo, entregamos nuestra vida por los demás para llevar su Buena Nueva a un mundo roto. Por medio del Espíritu Santo, renunciamos a nuestros deseos egoístas y los sustituimos por los propósitos de Dios. Vivimos según el "hágase tu voluntad", en lugar de perseguir nuestros propios antojos. Esto es relevante cuando pensamos en resoluciones de año nuevo. Las resoluciones motivadas por uno mismo se sostendrán solo con nuestra fuerza de voluntad, que acabará agotándose. Las resoluciones motivadas por Dios tienen más probabilidades de dar frutos consistentes e impactantes. En cada resolución que nos propongamos, preguntémonos: ¿para quién es esto? Si es solo para nosotros mismos, recapacitemos. En todo lo que hagamos, busquemos honrar a Dios y hacerlo todo por su nombre, no por el nuestro. Con esa motivación, podemos estar más seguros de que el Espíritu nos ayudará a lograrlo.

3. Haz un plan

Una vez que tenemos clara la orientación de nuestras resoluciones de año nuevo, podemos entrar en la logística de establecer buenos objetivos. Si Dios es el centro y estamos poniéndonos resoluciones para su gloria, tenemos una base sólida. Un consejo simple para mantener una resolución de año nuevo es tener un plan de cómo la vas a llevar a cabo. Si te limitas a decir "quiero comer sano", es poco probable que lo consigas. Es más probable que tengas más éxito si planificas en concreto cómo vas a comer sano. Una resolución no es nada sin un plan. Escríbelo. Márcate puntos de control para reflexionar sobre tus progresos. Una vez que la bajas al papel, es más fácil cumplirla.

4. Haz que sea sostenible

“Danos hoy nuestro pan cotidiano”. Mateo 6:11 Cuando Jesús nos enseña a orar, nos da esta hermosa frase sobre el pan de cada día. Siempre me ha gustado este pensamiento. Jesús fomenta el crecimiento espiritual sostenible: pequeñas cosas hechas con regularidad. No nos pide que demos saltos enormes e imposibles de fe esporádica. Más bien, él anhela que desarrollemos lentamente una profunda confianza e intimidad con él - un paso a la vez. Jesús nos invita a avanzar poco a poco. Este es un principio poderoso para aplicar a los propósitos de año nuevo. Si no has ido al gimnasio en cinco años, es poco probable que vayas cinco veces a la semana a partir de hoy. En lugar de eso, tienes que empezar poco a poco. Haz algo que puedas hacer con constancia y deja que crezca de forma natural. Para que tus propósitos sean fructíferos, crea hábitos sostenibles y no temas el fracaso. Si tu ritmo es sostenible, perder un día no te hará descarrilar. Elige abrazar este año día a día, e incluye a Dios en cada momento.

Una guía para cumplir las resoluciones de año nuevo.

5. Involucra a otros

No vivas solo. Toda nuestra vida con Cristo está diseñada para ser vivida en comunidad. Las resoluciones de año nuevo no son una excepción. Cuando nos fijamos metas y nos proponemos crecer, necesitamos que otros a nuestro alrededor nos ayuden a ser responsables. Si quieres tener éxito en una resolución de año nuevo, busca un amigo. Manténganse en contacto. Pídanse ayuda cuando la necesiten. Tal vez pueden hacer el devocional diario en Glorify app juntos. Es increíble cuánto más eficaz puedes ser cuando involucras a otros. Este año, decídete a vivir con las personas. Con Dios en el centro, juntos pueden conseguir cosas increíbles.

Cómo cumplir los propósitos de año nuevo: Reflexiones finales

Como cristiano, una resolución no tiene sentido si no incluye a Dios. Queremos ser formados a semejanza de Jesús. Esa es nuestra meta. A medida que pasa el año, queremos amar más, tener más esperanza y servir mejor a los demás. Así que tómate un tiempo para encomendar el año a Dios. Pregúntale en qué área necesitas crecer. Luego deja que sea él quien dicte tus resoluciones. Este podría ser tu mejor año.

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