Tanto si eres cristiano desde hace poco como si eres creyente desde hace muchos años, plantear la pregunta "¿Quién es Jesús?" puede resultar desafiante. Tal vez pueda inspirar el debate y el estudio, así como una conexión más profunda con Dios. O, tal vez, podría cuestionar todo lo que creías saber sobre el cristianismo. Jesús tiene la costumbre de hacer esas dos cosas a la vez. Te lleva a una conexión profunda y amorosa con él y con el Padre, al mismo tiempo que desafía todo lo que piensas y cómo vives. El hecho de que Jesús viviera como Dios y como hombre le permitió cambiar drásticamente el mundo entero y a nosotros con él.
Una forma fascinante de estudiar a Jesús es repasar todos los nombres que se le dan en la Biblia. Aquí tienes una breve selección de los más de 50 nombres diferentes que se le dan en las Escrituras: Hijo de Dios Novio Libertador Buen Pastor Emanuel Juez Rey de reyes Redentor El camino Consejero Hijo del hombre
La historia de la venida de Jesús a la Tierra es conocida en todo el mundo. Es común ver representaciones de su nacimiento en obras teatrales durante las fiestas. Los evangelios de Mateo y Lucas relatan el nacimiento de Jesús. Describen el viaje de sus padres, José y María, a Belén. Lucas relata el parto de María en un establo. Describe cómo el niño Jesús es puesto a dormir en un pesebre. La historia del nacimiento de Jesús tiene muchos más detalles y significado que la mayoría de los relatos de nacimientos. Por ejemplo, los regalos que trajeron los reyes magos son muy significativos. Un detalle fascinante que se revela al estudiar la historia del nacimiento de Jesús es que el incienso se menciona varias veces en la Biblia. En Éxodo encontramos un relato en el que Dios ordena a Moisés crear un incienso especial. “El Señor le dijo a Moisés: «Toma una misma cantidad de resina, ámbar, gálbano e incienso puro”. Éxodo 30:34 Entonces Dios le dice a Moisés que ponga el incienso en la tienda de reunión. Esta tienda era un lugar de interacción divina, era donde Dios descendía para encontrarse y hablar con su pueblo. Cuando los magos le regalaron incienso a Jesús, estaban haciendo mucho más que dar un regalo generoso y valioso. Estaban refiriéndose conscientemente a que el nacimiento de Jesús era un momento en que lo divino estaba descendiendo a la tierra.
Hay susurros que apuntan a Jesús a lo largo de toda la Biblia. Moisés comparte una profecía sobre un profeta venidero en Deuteronomio 18:15: “El Señor tu Dios levantará de entre tus hermanos un profeta como yo. A él sí lo escucharás”. En Job 16:19-20 encontramos una descripción de Jesús como nuestro amigo e intercesor en el cielo: “Ahora mismo tengo en los cielos un testigo; en lo alto se encuentra mi abogado. Mi intercesor es mi amigo, y ante él me deshago en lágrimas". A lo largo del Antiguo Testamento hay innumerables referencias al tiempo venidero en que Jesús, hijo de David, vendría y haría posible la reconciliación de Dios con sus hijos. Una de las profecías más conocidas sobre Jesús se encuentra en Isaías 53. Se trata de un capítulo detallado y de una lectura realmente fascinante, ya que describe mucho de lo que Jesús iba a sufrir más adelante. "Él fue traspasado por nuestras rebeliones".
Todo el arco narrativo de la Biblia, desde el Génesis hasta el Apocalipsis, nos habla de un Padre que anhela traer a sus hijos a casa. Jesús, el héroe principal de esta historia, lo hace posible asumiendo todo el pecado de la humanidad. Cuando Jesús murió en la cruz, también murió nuestro pecado, nuestros errores y nuestra vergüenza. En ese momento se hizo posible que nos acercáramos a Dios y que pasemos la eternidad en el Reino de los cielos.
Una forma sencilla de entender el estudio de la historia es que los eruditos buscan pruebas que la corroboren. Examinan distintas fuentes que les ayudan a confirmar o describir acontecimientos. Cuanto más cerca del acontecimiento se daten estas pruebas, más fiables se consideran. En general, los eruditos están de acuerdo en que Jesús vivió y murió tal y como se describe en los evangelios del Nuevo Testamento. Existen relatos escritos, tanto griegos como romanos, que corroboran a grandes rasgos los lugares y fechas de la vida de Jesús descritos por sus discípulos. Obviamente, el Nuevo Testamento es un texto religioso y escrito con el fuerte sesgo de la fe cristiana. Ahí es donde entra la palabra crucial “fe”. Porque, aunque la historia está de acuerdo en que Jesús vivió, creer que resucitó requiere fe.
Reflexionar sobre Jesús y todos sus increíbles nombres en las Escrituras constituye una hermosa invitación a hacerse la pregunta: "¿Quién es Jesús para mí?". Sabemos que es nuestro Salvador, nuestro Rey, nuestro Pastor. Pero, ¿te has encontrado con él de todas estas maneras? Los discípulos fueron testigos de primera mano de todo lo que era Jesús. Comieron con él como un hombre humilde, fueron testigos de sus increíbles actos milagrosos como profeta y salvador y lo vieron ascender para ocupar su trono en lo alto como nuestro rey eterno. La verdad es que, gracias al Espíritu Santo, podemos vivir en esa misma intimidad con Jesús. Tenemos el poder, a través de la muerte de Jesús en la cruz y a través del Espíritu Santo en nosotros, de experimentarlo como nuestro amigo, como un hacedor de milagros y como el Rey del cielo. ¿No es un pensamiento increíble? Así que hoy, tómate un minuto para reflexionar sobre lo que piensas acerca de Jesús. ¿Hay formas en que lo ves descrito en las Escrituras que aún no has experimentado por ti mismo? Para más contenido como este, descarga Glorify App Fotos por André Lergier & Pascal DeBrunner
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