Orar sin cesar parece un mandato imposible. ¿Deberíamos estar en constante oración hablada las 24 horas del día, los 7 días de la semana? ¿O hay más en esta idea de lo que parece a primera vista? Aquí tienes algunas perspectivas frescas y algunos pasos prácticos que te ayudarán en el camino. "Estén siempre alegres, oren sin cesar, den gracias a Dios en toda situación, porque esta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús”. 1 Tesalonicenses 5:16-18
Este conocido pasaje de las Escrituras del apóstol Pablo también se traduce en otra versión de la Biblia como "nunca dejen de orar". Parece mucho pedir. ¿Nunca dejar de orar? ¿En serio? ¿Alguna vez has leído este versículo y te has sentido culpable por no orar lo suficiente? ¿O te has preguntado qué significa orar sin cesar? Puede ser difícil mantener el ritmo de la oración en todas las ocasiones, y es fácil sentirse culpable por no orar.
¿Cuántas horas al día pasas orando? Yo no estoy seguro de cuántas horas paso orando. Quizá corramos el riesgo de que, al leer las palabras de Pablo "oren sin cesar", no leamos la frase completa. También dice que debemos alegrarnos siempre y dar gracias en toda circunstancia. Más que estar en constante oración, orar sin cesar nos describe como estar en constante comunicación con Dios. No solo eso, sino que también nos anima a alegrarnos y dar gracias en todo momento. En consecuencia, considero que la adoración es una forma de oración.
No malinterpretemos lo que es orar sin cesar; no implica que debamos orar constantemente y sentirnos culpables por cada segundo que no oramos. Orar sin cesar implica desarrollar un estilo de vida de oración en el que no solo nos levantamos por la mañana y oramos durante 10 o 20 minutos, y luego no volvemos a orar hasta la noche. Por el contrario, la oración es nuestra manera de vivir nuestro día mientras realizamos nuestras actividades cotidianas.
Muchas oraciones serán lo que nuestros antepasados llamaban oraciones espontáneas. En el siglo XIX, un grupo de hombres dirigidos por John Newton (disponible en inglés), que escribió el himno Sublime gracia, se reunían una vez al mes para tener debates teológicos. Cada mes, abordaban una cuestión teológica. Una de las preguntas que se hicieron fue: "¿Qué significa orar sin cesar?". Lo debatieron durante unos 45 minutos sin encontrar una respuesta satisfactoria. Finalmente, una criada entró en la sala y empezó a servir. "Tal vez pueda decirnos qué significa orar sin cesar", le dijo uno de los ministros a la criada escocesa. Ella les respondió: "No hay problema, señores. Cuando me levanto por la mañana, me visto y oro al Señor Jesús para que me vista con su justicia para el día. Le pedí que me limpiara de la suciedad de mi alma cuando bajé aquí antes de que ustedes llegaran y limpié el polvo de los muebles. Cuando puse esta comida y esta bebida delante de ustedes, oré para que Jesucristo fuera mi carne y mi bebida hasta el fin de los tiempos. Así que, señores, voy a orar hasta el final del día". Creo que eso es lo que significa orar sin cesar.
Es probable que aprender a orar sin cesar te lleve toda la vida. Aquí tienes un resumen de algunas sugerencias prácticas:
Antes de emprender cualquier actividad, un método consiste en pedir guía a Dios en silencio. A continuación, realiza la actividad de forma "recogida". El concepto de recogimiento procede de la antigua tradición monástica cristiana e implica realizar una actividad a la vez para Dios.
Cuando somos conscientes de cada momento, la vida se vuelve más plena y somos más conscientes de la presencia de Dios. Una actividad que podemos probar es ser intencionalmente conscientes de lo que hacemos durante una actividad; fijarnos realmente en lo que ocurre y ofrecérselo a Dios. Actividades repetitivas como caminar, viajar, trabajar en el jardín o cocinar son excelentes lugares para empezar.
Jesús no nos dio un tiempo específico para nuestras oraciones. Su enfoque se centraba más en tener una relación con Dios Padre, que es lo que intentamos cultivar. Cuando nos juzgamos duramente a nosotros mismos, si no oramos como creemos que deberíamos, puede ser una barrera para aprender a orar.
Escuchar a Dios es fácil de decir, pero difícil de practicar. La voz apacible y suave de Dios habla más profundamente a las personas en la Biblia. Si buscamos la guía de Dios, él nos enseñará a escuchar mejor su voz.
Podemos incorporar el silencio a nuestros días simplemente apagando la televisión o las redes sociales durante unos minutos. En el silencio, empezamos a aprender más sobre nosotros mismos y sobre cómo escuchar a Dios. Si no estás acostumbrado al silencio, incluso cinco minutos pueden marcar una diferencia significativa. Permitir un poco de silencio en nuestros días suele repercutir en nuestros momentos de oración porque nos permite escuchar más plenamente.
A medida que aprendemos a orar con los demás, podemos compartir nuestra carga y presentar juntos nuestras peticiones a Dios. Puedes orar en línea y en comunidad escuchando algunas de nuestras oraciones en audio a través de la Glorify App.
Cuando pensamos en la oración en un sentido más amplio, resulta más satisfactoria y natural. Sí, tener un momento de oración es beneficioso, pero también lo es tener momentos durante el día para regocijarse, orar y dar gracias. Fotos por Caleb Woods en Unsplash
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