Añadir resoluciones espirituales de Año Nuevo a tu lista para el 2023 es una forma excelente de empezar el año. Es lógico que, al plantearse el año que empieza, pienses en cómo vas a alimentar tu espíritu, además de tu mente y tu cuerpo. Si es la primera vez que te planteas resoluciones espirituales de Año Nuevo, aquí tienes algunos ejemplos. Ejemplos de resoluciones espirituales de Año Nuevo
Si aún no estás seguro de por qué deberías añadir una resolución espiritual de Año Nuevo a tus compromisos para el próximo año, considera estas cuatro razones.
Somos seres holísticos y, por lo tanto, cuando una parte de nosotros tiene problemas o no se cuida, afecta a todo. Si nuestra salud mental sufre, tiene efecto en nuestra salud física. Esto también funciona a la inversa. Aplica la misma lógica a tu salud espiritual. Comprometerse a invertir en tu salud espiritual el año que viene puede transformar cada parte de ti. Dios nos creó con conexiones intrincadas que apenas estamos empezando a comprender. Hay conexiones, más intrincadas y maravillosas de lo que podemos entender, que entretejen nuestro espíritu, alma y cuerpo. Somos completos cuando estamos conectados con nuestro creador, Dios. Así que, cuando alimentamos nuestro espíritu, estamos invirtiendo en nuestra integridad, lo cual, a su vez, transforma nuestro bienestar. En resumen, estamos más sanos cuando estamos conectados con Dios.
Establecer una resolución espiritual de Año Nuevo puede tener un impacto tangible en tu vida. ¿Hay cosas en tu vida que quieres que cambien? ¿Tienes un ser querido que necesita sanidad? ¿Quizás necesitas un avance financiero? O tal vez tengas el corazón roto por ver tanta necesidad en el mundo. La oración es nuestra arma más poderosa contra la oscuridad de este mundo. Cuando oramos nos asociamos con el creador del universo. Oramos desde una posición de autoridad porque somos sus hijos. Imagina cómo un príncipe o una princesa harían peticiones al rey con confianza. Es lo mismo para nosotros, somos hijos del Rey de reyes. Recuerda que las oraciones no son solo palabras vacías, son herramientas poderosas que pueden formar, reformar y remediar el dolor que vemos por todas partes.
Fuimos creados para estar en relación con Dios. Por eso la soledad es tan desgarradoramente mala para nosotros. Nunca fuimos creados para vivir solos o separados de Dios. Establecer una disciplina regular de oración es la mejor manera de construir intimidad con Dios. Cuanto más oramos, más aprendemos cómo suena su voz y cómo se siente. Aprendemos lo que es pasar tiempo de calidad con él y cómo nos hace sentir. Esta intimidad cada vez más profunda con Dios es para lo que fuimos creados. Si enfocas el año que tienes por delante, y toda tu vida, en torno a la intimidad con Dios, sentirás que el peso de la soledad desaparece. Él quiere estar con nosotros en las tareas cotidianas de cada día, y también en los grandes momentos de nuestra vida. Cuanto más oramos, más aprendemos sobre Dios, más relajados estamos en su presencia y más nos sanamos del aislamiento y la soledad de este mundo.
Hay un llamado de Dios en tu vida. Los destinos increíbles y los planes que moldean el mundo no están reservados solo para los pastores y predicadores. Dios tiene un sueño para tu vida, uno que es vital en su reino. ¿Sabes cuál es? ¿Caminas con confianza en tu llamado? Un breve recuento de algunas de las historias más famosas de la Biblia puede mostrarnos las maneras en que a Dios le gusta revelar su plan para la vida de las personas. ¿Cómo crees que lo hace? En conversaciones. Y, es en lugares de encuentro, donde él fue buscado. También en los sueños. Todo esto nos apunta a permanecer en intimidad con Dios. Cuando Dios revela sus pensamientos en un sueño, nos invita a volver a él, a descubrir su significado con él. También nos llama a salir de nuestras zonas de confort y de nuestros ritmos de vida habituales para encontrarnos con él y escuchar su corazón. Cultivar tu vida de oración es la mejor manera de descubrir cuál es el llamado celestial de tu vida.
Comprometerse con una resolución espiritual de Año Nuevo y abandonarla en marzo puede ser muy desmoralizador. Por eso es importante que elijas una resolución que realmente funcione para ti. Aunque inspirarse en las resoluciones de los demás es útil, debes asegurarte de que cada resolución se adapte a ti y a tu vida. Empieza por apartarte un poco de tu rutina habitual para reflexionar, con Dios, sobre el año que tienes por delante. Prepara un diario y un bolígrafo, y siéntate en silencio para pedirle a Dios que llene tus pensamientos con sus planes e ideas para el 2023. A continuación, piensa en lo que puedes comprometerte de forma realista para los próximos 12 meses. Por ejemplo, levantarte cinco minutos antes para escuchar un devocional en Glorify puede ser un objetivo excelente y alcanzable. Las resoluciones espirituales de Año Nuevo no tienen por qué ser elevadas ni demasiado intensas. Pequeños cambios, como meditar cinco minutos al día sobre las Escrituras, pueden marcar una gran diferencia. Si sigues luchando y no sabes por dónde empezar a conectar con Dios, prueba esta sencilla resolución de Año Nuevo.
Cada día, el próximo año, levántate y haz esta sencilla oración. "Dios, Quiero conocerte mejor.Por favor, revélate a mi vida hoy. Ayúdame a conocerte mejor esta noche de lo que te conozco esta mañana.Amén". Foto por Ben White en Unsplash
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