Probablemente, estás aquí porque alguna vez te has preguntado ¿Qué significa tener fe como un grano de mostaza? Para muchos de nosotros, este concepto de los granos de mostaza es abstracto y lejano porque no los utilizamos al cocinar. Pero ¿sabías que los granos de mostaza son diminutos, de apenas un par de milímetros de diámetro?
"Cuando llegaron a la multitud, un hombre se acercó a Jesús y se arrodilló delante de él. Y dijo: —Señor, ten compasión de mi hijo. Le dan ataques y sufre terriblemente. Muchas veces cae en el fuego o en el agua. Se lo traje a tus discípulos, pero no pudieron sanarlo. —¡Ah, generación incrédula y malvada! —respondió Jesús—. ¿Hasta cuándo tendré que estar con ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos? Tráiganme acá al muchacho. Jesús reprendió al demonio, el cual salió del muchacho, y este quedó sano desde aquel momento. Después los discípulos se acercaron a Jesús y, en privado, preguntaron: —¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo? —Por la poca fe que tienen —respondió—. Les aseguro que si tuvieran fe tan pequeña como una semilla de mostaza, podrían decirle a esta montaña: “Trasládate de aquí para allá” y se trasladaría. Para ustedes nada sería imposible." Mateo 17: 14-20
La frustración de Jesús en este pasaje es sorprendente. Se muestra severo con Sus discípulos, insistiendo en que su falta de fe les está frenando. Utiliza el ejemplo de un minúsculo grano de mostaza para insistir. "Les aseguro que si tuvieran fe tan pequeña como una semilla de mostaza [...] Para ustedes nada sería imposible." Pero este pasaje también trae consigo muchas preguntas que buscaremos responder en este blog.
Una de las mentiras que podemos creer cuando una oración parece no ser respondida, es que nuestra fe es demasiado pequeña. Antes de seguir adelante, recordemos que Dios es un Padre bueno. De hecho, Él quiere que nos sintamos fortalecidos, animados y equipados. No escuches los pensamientos negativos. Nunca habrá una respuesta completamente satisfactoria a por qué nuestras oraciones no siempre obtienen la respuesta que deseamos. Pero recuerda que la mayoría de las veces tiene que ver con nuestra perspectiva. La perspectiva de Dios abarca todo el tiempo y todo el universo. En consecuencia, a veces, cuando oramos, nos topamos con una brecha, entre nuestra perspectiva y la Suya. Nuestras oraciones están arraigadas en nuestra perspectiva terrenal. En consecuencia, esto puede llevarnos a orar y pensar en líneas muy distintas a las del corazón de Dios. Una forma de avanzar en tu vida de oración es pensar más alto. Pide a Dios que eleve tu mirada, que te ayude a ver las cosas como Él. Verás que no sólo tu vida de oración se vuelve mucho más viva, sino que también se transforma la naturaleza de tus oraciones.
"No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cómo es la voluntad de Dios: buena, agradable y perfecta." Romanos 12:2
Gracias al sacrificio de Jesús, podemos acercarnos con valentía al trono de Dios, expresando nuestras emociones y pensamientos, y descargando nuestras cargas en Dios. Por sorprendente que parezca, el Dios del universo nos invita a acercarnos a Él. Esta verdad debe ser un ancla para tu fe. Tu fe puede crecer, si recuerdas que tienes un Dios que te ama y que es cercano a ti. Recuerda las palabras de Jesús, fe como un grano de mostaza, hace posible lo imposible. Incluso en tus días más difíciles, cuando te rodeen las dudas, recuerda que Jesús lo dio todo para que puedas presentarte ante Dios con confianza. Deja que el sacrificio de Jesús constituya el fundamento de tu vida de oración. Glorify App tiene decenas de oraciones guiadas que te facilitarán desarrollar el hábito de orar sin cesar.
Si la enseñanza de Jesús sobre la fe como un grano de mostaza, te ha animado a desear una fe más grande, el mejor lugar para empezar es en las Escrituras. Leamos Romanos 10:17 "Así que la fe viene como resultado de oír el mensaje y el mensaje que se oye es la palabra de Cristo." Aquí, Pablo nos recuerda la importancia de conocer las Escrituras y dedicar tiempo a escuchar el Evangelio. La fe viene por el oír. De hecho, cuanto más tiempo pasemos meditando en las Escrituras y llenando nuestra mente con la verdad de Dios, más crecerá nuestra fe. Antes, en Romanos, Pablo escribe: "que si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo." Este pasaje nos da otra pista sobre cómo hacer crecer nuestra fe. Debemos declarar que Jesús es el Señor con nuestra boca. Esto puede sonar un poco extraño, pero piénsalo así: ¿lo que dices afirma o reduce tu fe? ¿Dices palabras de esperanza y confianza en la bondad de Dios? ¿O constantemente declaras palabras de temor sobre tu vida? En conclusión, lo que decimos tiene un gran poder, y cuanto más proclamemos con valentía la verdad de nuestra fe, más crecerá.
Existen algunas disciplinas espirituales sencillas y fáciles que pueden ayudarte a fortalecer tu fe. Es fácil pasar días o semanas sin dedicar tiempo a la oración o a la adoración, pero el coste es que podemos acabar viviendo sin la bendición de la paz y la fuerza de Dios con nosotros. Romanos 15:13 dice: "Que el Dios de la esperanza los llene de toda alegría y paz a ustedes que creen en él, para que rebosen de esperanza por el poder del Espíritu Santo." Por consiguiente, cuando desarrollamos la disciplina de pasar tiempo con Dios cada día, estamos diciendo sí al más hermoso de los intercambios. Dios no solo quiere nuestra atención y adoración porque sí. No, Él quiere tomar nuestro estrés, preocupación y miedo y cambiarlos por alegría, paz y esperanza. Dios nos invita a "abundar en esperanza". Prueba a incorporar un par de estas disciplinas espirituales para hacer crecer tu fe y experimentar el impacto transformador de vivir en intimidad con Dios.
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